Un país de gilipollas
febrero 25, 2009 8 comentarios
Creo oportuno recordar -gracias a Javier Pastor– un viejo artículo de Arturo Pérez-Reverte, dadas las penosas circunstancias en las que vivimos y las que se avecinan, mientras seguimos bajo el yugo de la partitocracia que tiene secuestrada la democracia, gracias al aval cómplice otorgado y revalidado -elección tras elección- por la gran mayoría de los votantes españoles.
XLSemanal / Patente de corso Nuestros nuevos amos
A los españoles nos destrozaron la vida reyes, aristócratas, curas y generales. Bajo su dominio discurrimos dando bandazos, de miseria en miseria y de navajazo en navajazo, a causa de la incultura y la brutalidad que impusieron unos y otros. Para ellos sólo fuimos carne de cañón, rebaño listo para el matadero o el paredón según las necesidades de cada momento. Situación a la que en absoluto fuimos ajenos, pues aquí nunca hubo inocentes. Nuestros reyes, nuestros curas y nuestros generales eran de la misma madre que nos parió. Españoles, a fin de cuentas, con corona, sotana o espada. Y todos, incluso los peores, murieron en la cama. Cada pueblo merece la historia y los gobernantes que tiene.
Ciertas cosas no han cambiado. Pasó el tiempo en que los reyes nos esquilmaban, los curas regían la vida familiar y social, y los generales nos hacían marcar el paso. Ahora vivimos en democracia. Pero sigue siendo el nuestro un esperpento fiel a las tradiciones. Contaminada de nosotros mismos, la democracia española es incompleta y sectaria. Ignora el respeto por el adversario; y la incultura, la ruindad insolidaria, la demagogia y la estupidez envenenan cuanto de noble hay en la vieja palabra. Seguimos siendo tan fieles a lo que somos, que a falta de reyes que nos desgobiernen, de curas que nos quemen o rijan nuestra vida, de generales que prohíban libros y nos fusilen al amanecer, hemos sabido dotarnos de una nueva casta que, acomodándola al tiempo en que vivimos, mantiene viva la vieja costumbre de chuparnos la sangre. Nos muerden los mismos perros infames, aunque con distintos nombres y collares…
El sentido de la vida España, país de gilipollas
España es un país con una larga tradición de mentirosos y embusteros, un país de pícaros hasta tal punto que nuestra historia refleja este rasgo con un género literario propio. La mentira es un argumento tan legítimo que está socialmente aceptado y para la mayoría es una forma de vida perfectamente viable, si no la única. Aquí nos importa un comino mentir para alcanzar objetivos meramente egocéntricos. De hecho pensamos que es el único modo de lograrlos. La mentira no sólo se tolera sino que se alienta.
Admiramos a charlatanes y a mangantes. Los ensalzamos en las revistas y en los programas de televisión. Todos queremos trincar como ellos, y lo haríamos sin pestañear si se nos bendijera con las circunstancias precisas. «Ese tío sí que sabe», decimos con una sonrisa, «Menudo fenómeno». Creemos que esas son las vidas de verdad y que las nuestras son las equivocadas…
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Pues eso, cada vez son más y nos tienen rodeados, país.
Pues algun dia habra que terminar con la tomadura de pelo de tanto señor excelentisimo.
vertele! El polígrafo de Belén da a Tele 5 su mejor noche de la temporada (25%)
Lo dicho, un país de…
Una anotación curiosa e interesante de leer.
el pandemonium En España los gorrinos vuelan en business
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233grados.com Los españoles buscaron con más frecuencia noticias de la lotería que de las elecciones
Así somos…si en vez de buscar el sorteo de la Once, buscamos en Inverco (http://www.inverco.es/eFpEspana.do?per=m&id=1110_Octubre%202011)) o MorningStar, y hablamos de algo tabú en este pais como la rentabilidad de los planes de pensiones:
por ejemplo, el mejor plan a 10 años, de Renta Fija a Corto, la rentabilidad es del 3% ( si es así en 10 años). Esto mirando renta fija a corto, y a 10 años, que si vemos a 1 año, los planes que han igualado la inflación, se pueden contar con los dedos de las manos
Si es que no tenía que haber ganado Rajoy, sino el «tío de la vara»