Sophie Scholl: los últimos días (2005). La banalidad del mal (Hannah Arendt).

Sophie Scholl: los últimos días (2005)Anoche, durante su visionado (tras la recomendación de Antonio Castillo Algarra en UTI), me sentí identificado con el personaje, que justifica las acciones no violentas contra el nazismo por el dictado de su conciencia, al igual que me sucede a mí con el nacionalismo excluyente catalán (salvando las enormes distancias).

Me emocioné y llegué a sentir literalmente un nudo en la garganta por la magistral interpretación de la actriz Julia Jentsch.

El Instituto Independiente Sophie Scholl: Una vida de coraje Wendy McElroy

…La banalidad del mal

El retrato del mal que hace la película resulta fascinante. “Mal” es la palabra adecuada. Sophie está siendo procesada por un sistema que desea eliminarla por decir la verdad y tener el coraje de decir “no”. Se defiende y emplea solamente medios pacíficos. A medida que se aproxima la ejecución de Sophie, su dignidad es tan impresionante que un guardia femenino quebranta las reglas de la prisión para permitir que Sophie se reúna por última vez con los igualmente condenados Hans y Christoph. Sin embargo esta misma guardia es un eslabón voluntario en la maquinaria que está diseñada para destruir a la joven a la que admira…

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Barack Hussein Obama: Principios y valores de ayer y siempre

Barack Hussein Obama (20.01.2009)Finalmente he seguido la toma de posesión presidencial por parte de Barack Hussein Obama, siendo la primera vez que he escuchado un discurso suyo.

No entraré en su análisis, pues esta bitácora se ocupa de otras lides. Ahora bien, me ha resultado muy llamativo su apelación a recuperar los viejos principios y valores que hicieron fuerte a EE.UU y que sirvieron para afrontar épocas difíciles.

Y me ha llamado la atención porque llevo años en la red, demasiados ya, apelando a la vuelta a valores y principios «sólidos», renegando públicamente de cualquier ideología, creencia, filosofía o religión que me dicte lo que esté bien o mal.

En España muchos están cegados por la ideología de turno, anteponiéndola a cualquier otra consideración. De ello se deriva el sectarismo cainita que tanto mal nos hace como pueblo.

He sentido envidia de los estadounidenses por su nuevo presidente, al compararlo con los mediocres personajillos que conforman la casta política española que tiene secuestrada nuestra democracia.

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